Entrevista Diego Milán

Diego Milán habla para A Rueda.com. Hablar con Diego Milán (1985, Almansa) puede llevar a equívocos. Si uno no mira su DNI ni conoce sus antecedentes puede creer que tiene frente a sí a un veterano, un hombre curtido en mil batallas que reniega de esos jóvenes mal acostumbrados cuyas gafas pueden ser motivo de queja. Pero lo cierto es que Diego cuenta con sólo 26 años es, al fin y al cabo, una joven promesa del ciclismo español.

Tras debutar en profesionales con Grupo Nicolás Mateos y vivir
una aventura italiana de amargo final, el ciclista manchego pasó un año predicando en el desierto del ciclismo semiprofesional, corriendo carreras ".2" por medio mundo sin equipo ni perro que le ladrara. Contra pronóstico, el sabor de boca con el cual ha despedido la experiencia no ha sido amargo. Más cuando el fin de ésta significaba el inicio de un año ilusionante en Caja Rural, donde volverá a tener la oportunidad de demostrar en las carreteras europeas sus cualidades de esprinter y clasicómano.
 
¡Por fin de vuelta al profesionalismo! Ya era hora, ¿no?
Sí, yo pienso que nunca debería haber salido, pero bueno... Estamos aquí de nuevo, así que no queda sino olvidar lo pasado y mirar hacia delante.

¿Cómo se sienten estos kilómetros de regreso?
Geniales. Vuelvo a estar rodeado de gente que hacía mucho tiempo que no veía; vuelvo a estar en el mundo para el cual valgo... En general estoy contentísimo.

¿Creías que ibas a volver al profesionalismo?
Siempre he tenido esa ilusión... Si no, una de las tres veces que colgué la bici la pasada temporada hubiera sido definitiva. El apoyo de mi familia y mi novia ha sido decisivo.
 
Dijiste en una entrevista con Meta2Mil que 2010, sin contrato y compitiendo en multitud de escenarios, te había servido para madurar...
Maduré en el sentido de que dejé de estresarme por ciertas cosas. Por otra parte, aunque nunca he estado en ningún equipo con una gran infraestructura, sí que llegar al hotel y no tener masajista ni nada parecido te hace ver las cosas de otra manera y valorar equipos como el Caja Rural y carreras como esta Vuelta a Andalucía.

Verte en una esquina del mundo compitiendo sin otro medio que tu bicicleta debe cambiar un mucho la perspectiva.
Tienes la bicicleta, un maillot y un cullote que debes lavarte tú mismo todos los días. Nada más. Por eso ahora veo algunos neosprofesionales que dicen: "¡Jo, estas gafas no me gustan!" y pienso que no saben verdaderamente lo que tienen.

La pasada campaña estuviste con Metro-Wolkswagen corriendo en Estados Unidos. ¿Te gustó cómo entienden el ciclismo los "yanquis"?
Las carreras son "pa un ratico": duran poco más de una hora, en circuitos cortos, a veces llenos de curvas... un auténtico show. Había quien me decía que, al resolverse casi todas las pruebas al esprint, el calendario americano podía irme bien. Pero qué va: los ciclistas americanos son especialistas en ese género de pruebas y resulta complicadísimo derrotarles. Eso sí, gané una carrera: la única que corrí en ruta. A las dos horas yo iba en mi salsa mientras el resto de participantes andaban ya reventados.

¿Cómo surgió la oportunidad de fichar por Metro-Volkswagen?
Llamé su atención en la Vuelta a la República Dominicana y me ofrecieron un contrato corto que me interesó bastante. Encadené con el Tour de Río, una carrera brasileña, y pasé un mes viviendo en Dallas con el equipo.

¿Un mes viviendo en Estados Unidos? ¡Ésa es una experiencia envidiable!
La verdad es que sí. A pesar de no haber tenido equipo me he buscado competiciones y me he movido bastante. Julián [Sánchez Pimienta, compañero suyo en Caja Rural] también ha estado un año sin contrato: no ha corrido y me dice que me envidia por habérmelo montado tan bien. Acabé la temporada con cincuenta días de competición, más que muchos ciclistas continentales, y creo que gracias a ello llamé la atención de Caja Rural.
 
¿Cuándo se gestó el fichaje?
Llevaba mucho tiempo en contacto con ellos. El año pasado ya intenté entrar en plantilla, pero faltó dinero; luego volvimos a hablar en Circuito Montañés, donde competí con Camargo, y a partir de entonces la cosa se encarriló. Tuve a mi favor que he coincidido en categorías inferiores y mantengo relación con muchos ciclistas del equipo, y eso facilitó el contacto. Después cerré mi incorporación con [Iñaki] Juanikorena y desde entonces me están dando mucha confianza: saben que volveré a mi nivel y recuperaré el sitio que nunca debería haber perdido.

¿Cuál es tu rol dentro del equipo? ¿Eres el líder para las llegadas masivas?
No, no hay un jefe de filas definido. Estamos tres hombres rápidos, Joaquín Sobrino, Aitor Galdós y yo, y nos iremos alternando en función de cómo estemos cada uno en cada momento. Por ejemplo, el primer día de la Challenge de Mallorca yo trabajé para Sobrino; el siguiente, al revés. Ser varios velocistas dentro del equipo es buenísimo para nuestras opciones, ya que cuando uno cuenta con otros hombres rápidos para colocarle y llevarle de la mejor manera posible de cara al esprint se nota para bien.

En ese sentido, Caja Rural es uno de los equipos que más trabaja y valora los esprinters.
Sí, hay otra mentalidad, distinta a la predominante en España: el equipo nos da bastante importancia y nos programa las carreras en función de nuestras distintas cualidades. En general a los esprinters no se nos aprecia como merecemos: damos a los equipos la mayoría de puntos y puestos de honor, y sabiendo eso es una pena ver lo poquísimo valorados que están hombres como Sobrino ó [Javier] Benítez (KTM-Murcia).

Este invierno Caja Rural ha sufrido varios cambios a nivel de estructura interna. Uno de ellos ha sido la vinculación con el centro VitaSport de Mikel Azparren. ¿Se nota el trabajo con esos técnicos?
Sí, por ejemplo en Mallorca nos visitaron los biomecánicos del equipo; hemos hecho un montón de pruebas y controles médicos... En definitiva, se están portando de maravilla con nosotros.

¿Crees que puede afectarte el hecho de haber sido un fichaje de Juanikorena? [Iñaki Juanikorena fue cesado este invierno como director deportivo del Caja Rural]
No. Estoy convencido de que el factor clave en cómo me vaya la temporada será mi rendimiento. Al final aquí manda la carretera..

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